Ya estás aquí... si, este año te has hecho de rogar más que de costumbre. Al levantarme por las mañanas, lo primero que hacía era asomarme al jardín a ver si te veía llegar... pero no, te escondías, rehuías de mi... y yo cada día, al levantarme, repetía el mismo ritual.
Y una mañana, de pronto, sin esperarte, te vi. Ahí estabas, posado sobre Mi pequeña parra virgen, que mostraba una hojita roja como la sangre.
"Bien", suspiré sin poder remediarlo, "por fin te has dignado a aparecer" te dije arrugando la nariz.
Y sí, has llegado con fuerza y te has instalado cómodamente en los árboles, en los frutos secos, en las nubes... hasta el aire es distinto, más limpio y cortante. Las calles se llenan de crujientes hojas ocres y los árboles comienzan a mostrar sus desnudos esqueletos.
En el jardín el rojo escaramujo destaca sobre el verde de las hojas y mi pequeña parra virgen se ha vuelto toda sangre. Lástima que sea tan efímero, que pronto todo ese color haya desaparecido y tan sólo quede un vago recuerdo grabado en mi retina.
Pero, mientras tanto, todas las mañanas sigo saliendo a mi jardín a disfrutar de tí, de tu color, de tu frío aliento.Te vigilo a hurtadillas porque sé que cuando menos me lo espere mi pequeña parra virgen habrá perdido todas su hojas porque se acerca el invierno.
Bien Beatriz, ha llegado!! Me gusta tu manera de describirlo. Buenas noches
ResponderEliminarBuenos días Clara :)
ResponderEliminarEs que el otoño es mi estación del año favorita!
Un beso y feliz domingo
Precioso... me encanta tu forma de escribir Beatriz. Ha sido un agradable descubrimiento. :) lau
ResponderEliminar:-)
EliminarHace tiempo escribía bastante pero ahora casi no tengo tiempo... a ver si me animo y subo algún relato más...