Estoy muy feliz. Tanto que a veces se me saltan las lágrimas y lloro de la emoción. No puedo dejar de pensar en mi pequeña Lucía; me paso la vida hablando con ella, tocándome la tripa, cantándole... supongo que es lo que hacen todas las embarazadas, pero yo nunca pensé que me iba a sentir así. Y es que me encanta sentirla moverse dentro de mi aunque eso signifique que me pase media noche en vela o que tenga las costillas pateadas por sus pequeñas piernas (porque no veas qué fuerza tiene la joía). Pero también tengo miedo, miedo a no hacerlo bien, a no darle una buena educación, a que sea infeliz, a no saber escucharla o entenderla... miedo a todo en general y a nada en particular.
Las fotos que os voy a enseñar no son las fotos más espectaculares y bonitas del mundo, pero la verdad es que no me importa. Me las ha hecho mi medio pomelo con la luz que entraba ayer por la mañana por la ventana de mi habitación. Ha sido un momento íntimo, de conexión entre nosotros dos y con el bebé. La única pretensión es capturar el momento tan especial en el que nos encontramos: a pocas semanas de dar a luz con una ilusión y un amor inmensos.
Así luce mi cuerpo: con todas sus perfectas imperfecciones.
mi enhorabuena por las fotos y por ese bebé!! un besado
ResponderEliminarMuchas gracias María!!" :-)
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